Dependerá del tipo de muestra a analizar y el proceso industrial donde se involucra el material a caracterizar, ya que, al ser una técnica de amplio alcance, es indispensable la definición previa del método y la(s) referencia(s) que marcarán el modelamiento de información para los procesos de cualificación y/o cuantificación.
Es un requisito altamente recomendable para cualquier equipo con capacidad analítica, ya que es necesario para la protección ante variaciones eléctricas como bajones/picos de energía o inestabilidades en la red. Ese concepto aplica principalmente para instrumentos estacionarios y es preferible el uso de UPS con doble conversión, ya que suministra la mejor protección posible, aunque posea un precio más elevado, puede ser mucho menor al reemplazo de algún componente interno que se pueda afectar en un analizador.
Depende de las condiciones tanto instrumentales como ambientales de trabajo, lo que se relaciona con el instrumento y la forma de uso del tubo, ya que puede darse de forma continua u horas de operación para el caso donde es energizado únicamente mientras es ejecutado un análisis. Con valores promedio según el fabricante que puede ir de 2 a 5 años en correctas condiciones de operación.
Debido a los requisitos de estructuras cristalinas necesarios para realizar los análisis, no es posible el análisis por difracción de rayos X de muestras líquidas, ya que los desarrollos van estrechamente adelantados hacia los materiales sólidos (incluyendo polvos sueltos).
El tiempo varía típicamente de 8 a 15 minutos, sin embargo, con base a la exigencia de la resolución, puede llegarse hasta media hora lo que dependerá de la tecnología y los sistemas ópticos disponibles, además de la precisión y exactitud esperados con base a los límites de detección.